La Candamia
Este
fin de semana decidimos ir a dar una vuelta por La Candamia (León). Si te gusta
el contacto con la naturaleza, éste es tu lugar.
Se dice que el nombre de este lugar proviene ya de la época romana, puesto que antiguamente era el Santuario de su dios, Júpiter Candamo. La Candamia se compone de dos partes que se encuentran separadas por el río Torío: El parque y los montes. Es un lugar totalmente recomendable ya que en él puedes combinar la tranquilidad y la actividad. Es decir, si necesitas una tarde de “relax” puedes ir a descansar a su maravilloso parque. Lo primero que encontrarás serán unas hermosas vistas y una gran explanada cubierta de césped al lado del río Torío, una espléndida pradera donde tumbarte a charlar con tus amigos en un caluroso día de verano. También encontrarás caminos para pasear, terrazas para tomar un buen café, columpios para los más pequeños, lagos, puentes… en dos palabras: Una Maravilla. Pero, si por el contrario lo que te apetece es hacer ejercicio, solamente debes cruzar el puente de madera que atraviesa el río. Nada más cruzarlo te encontrarás con la vista de sus áureos montes y con una larga senda que te adentra en un paraíso natural. Pinos, abetos, robles, sauces.... y lo mejor, unas increíbles vistas de todo León a medida que empiezas a ascender. Esta senda combina varias dificultades. Si eres una persona a la que le gusta pasear debes seguir el sendero, encontrarás varias elevaciones pero no te cansarás de caminar ya que el paisaje lo compensa. Por el contrario, si eres una persona a la que le gusta “subir montañas”, también podrás hacerlo, ya que dispones de “atajos” para llegar a la cima. Yo he experimentado ambas opciones y… ¡me ha encantado!. ¿Y tú? ¿Te animas a probarlo? Aquí os dejo unas cuantas fotos para que comprobéis que lo que os digo es cierto: Escrito por: Elena Panero Actualizado el 28/05/2013 La Bañeza, un "pequeño" placer para todos los sentidos.
Un placer para la vista, por sus preciosas construcciones modernistas, por sus monumentos y por sus maravillosas vistas al Teleno. Todo un placer para admirar.
Un placer para el gusto, para el paladar, debido a su exquisita gastronomía. Ya sea por sus platos de cuchara para los amantes de la buena comida, como las alubias, el potaje o las ancas de rana, ya sea para los más golosos por sus riquísimos dulces, como las yemas, los bollos de San Lázaro y los Imperiales. Todo un placer para degustar. Un placer para el olfato, pues al pasear por sus increíbles riberas de sus ríos y sus preciosos parques podrás transportarte a la misma naturaleza. Todo un placer para respirar. Un placer para el tacto, ya que el contacto con sus gentes, sus costumbres, fiestas y tradiciones no dejará indiferente a aquel que quiera pasar por esta pequeña ciudad. Todo un placer para sentir. Un placer para el oído, ya que en el vocabulario de esta ciudad no existe el término contaminación acústica. Es un verdadero placer poder transitar por sus calles, sus parques y solamente escuchar la naturaleza. Todo un placer para escuchar. Escrito por Elena Panero Alonso Publicado el 27/04/2013 |